Lakshmi proviene de la palabra sánscrita laksme, que significa “propósito”. Esta deidad simboliza abundancia y prosperidad, tanto material como espiritual. Se la conoce también como Shri y es la esposa divina de Vishnu, a quien abastece con prosperidad para el mantenimiento y la preservación de la creación. Sus símbolos son el loto, el arroz, las monedas y la hoja de albahaca.
Asociada con la fortuna, el poder, la lujuria, la belleza y la fertilidad, promete satisfacción y felicidad material. Es la diosa de las relaciones, de la unión feliz entre lo masculino y lo femenino. Trae amor en la vida de quien la glorifica y éxito en los negocios.
Se la representada vestida con un sari rojo, color que alude a la actividad creativa, con bordados de oro que indican plenitud y riqueza. Está sentada sobre una flor de loto, posición que significa “Vive en este mundo, pero no dejes que el mundo te posea”.
Cada una de sus manos representa el dharma (deber), el artha (abundancia material), el kama (deseo) y el moksha (salvación).
De una de ellas brotan monedas de oro, entendidas como la riqueza material y espiritual que siempre distribuye a sus devotos.
Los dos (o cuatro) elefantes blancos que la flanquean representan la pureza y sabiduría en todas las direcciones norte, sur, este y oeste.
La mitología hindú nos enseña que para obtener abundancia, hemos de venerarla; para obtener belleza debemos cuidar la nuestra propia; para obtener dinero, hemos de reconocer su valor.
Si buscamos amor, debemos aprender a entregarlo y recibirlo; para tener salud, debemos cuidar nuestro cuerpo; para obtener pureza hemos de mantener un hogar limpio (se dice que Lashkmi sólo entra en los hogares limpios) y una mente limpia.
Si queremos disfrutar de un mundo fértil, debemos empezar por cuidar la naturaleza.
Fuente: Indra Mantras