(Patrono de los Niños, Marineros, Viajeros...)
"Sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos da tanto”, solía decir San Nicolás, patrono de los niños, los marineros, los viajeros y de Rusia, Grecia y Turquía. Un aceite milagroso brota de sus restos, que ha servido para la curación de los enfermos. Su fiesta se celebra cada 6 de diciembre.
Al tratarse de un santo de los primeros siglos, poco se sabe con certeza de él, salvo que nació en Licia (actual Turquía), y en una familia muy rica. Tenía un tío Obispo que lo ordenó sacerdote.
Sus padres murieron atendiendo a los enfermos de una epidemia y dejaron a San Nicolás una fortuna. sin embargo, el joven decidió repartirla entre los pobres e ingresar a un monasterio como monje. Más adelante peregrinó a Egipto y Palestina, donde conoció Tierra Santa.
Es patrono de los marineros porque en medio de una tempestad unos marineros empezaron a clamar: “Oh Dios, por las oraciones de nuestro buen Obispo Nicolás, sálvanos”. En ese momento, se cuenta, apareció San Nicolás sobre el barco, bendijo el mar y este se calmó. Luego el Obispo desapareció.
Según la costumbre de oriente, los marineros del mar Egeo y del Jónico tienen una “estrella de San Nicolás” y se desean buen viaje diciendo: “Que San Nicolás lleve tu timón”.
Se narra también que tres niños fueron asesinados y arrojados en un barril de sal. Sin embargo, por la oración de San Nicolás los infantes volvieron a la vida. Por ello es patrono de los niños y se le suele representar con tres pequeños a su costado.
Otra leyenda narra que en la Diócesis de Mira había un vecino en extrema pobreza que decidió exponer a sus tres hijas vírgenes a la prostitución para que todos ellos puedan subsistir.
San Nicolás, buscando evitar que esto sucediera y en la oscuridad de la noche, arrojó por la chimenea de la casa de aquel hombre una bolsa con monedas de oro. Con el dinero se casó la hija mayor.
Quiso el Santo hacer lo mismo en bien de las otras dos, pero en la segunda ocasión, después de tirar la bolsa sobre la pared del patio de la casa, San Nicolás se enredó con la ropa que estaba tendida para secar y el padre descubrió a su bienhechor y le agradeció su caridad.
San Nicolás partió a la Casa del Padre un 6 de diciembre, pero no sabe con exactitud si fue en el año 345 o en el 352. Más adelante su devoción aumentó y se reportaron numerosos milagros.
En el S. VI, el emperador Justiniano construyó una Iglesia en Constantinopla (hoy Estambul) en su honor, y se hizo popular en todo el cristianismo. San Nicolás es patrono de Rusia, Grecia y Turquía. Además es honrado en ciudades de Italia, Holanda, Suiza, Alemania, Austria y Bélgica.
En 1087 sus huesos fueron rescatados de Mira, que había caído bajo invasión musulmana, y se llevaron a Bari, en la costa adriática de Italia. Por esto es llamado San Nicolás de Mira o San Nicolás de Bari. Sus reliquias reposan en la Iglesia de “San Nicolás de Bari”.
De sus restos brota un aceite conocido como el “Manna di S. Nicola”. En Mira, se decía que "el venerable cuerpo del obispo, embalsamado en el aceite de la virtud, sudaba una suave mirra que le preservaba de la corrupción y curaba a los enfermos, para gloria de aquél que había glorificado a Jesucristo, nuestro verdadero Dios".